martes, 19 de junio de 2007

Mi mosquito favorito


Me hice amiga de un mosquito, uno de verdad, de esos negros y grandotes. Cada vez que iba a la ducha, ahí estaba él, esperándome en una pared. Al principio no me hacía mucha gracia, pero le fui cogiendo cariño. El mosquito amigo necesitaba un nombre, así que le puse Manolo. El mosquito Manolo me esperaba cada día en la pared, creo que me sonreía y todo. A veces se acercaba demasiado al chorro del agua y entonces yo tenía que dar manotazos al aire para apartarlo. Una noche me lo encontré en mi habitación: me echaba de menos. Nos hicimos buenos amigos. Tenía cerebro de mosquito, sí, pero peor es no ser un mosquito y tener cerebro de mosquito.

Esta mañana en el baño vi a Manolo en la bañera. Estaba patas arriba y tenía mala pinta. El pobre estaba muerto. Ya le dije muchas veces que se acercaba demasiado al agua. O puede que simplemente llegara su hora. En cualquier caso, descanse en paz el mosquito Manolo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jeje,me ha hecho gracia la historia,y me ha recordado a una que leí de Arturo Barea,un relato corto,que se llama "El soldado y la mosca".Un buen nombre manolo para una mosca,sin duda.

fdo:David Bowie,no te jode