domingo, 3 de julio de 2011

Sobre DSK

Dominique Strauss Kahn está en la calle. Para celebrarlo, se fue con su esposa y unos amigos a cenar a un restaurante. Dicen que la factura rondó los 600 euros.

He escuchado a mucha gente casi respirar aliviada por su liberación (aunque hay que recordar que aún no se han retirado los cargos contra él de violación y agresión sexual). También los he escuchado clamar contra la supuesta conspiración mundial que metió a este señor en la cárcel, contra las infamias que se han dicho de él en estas semanas.

Yo, mientras, alucino. No sé si es culpable o inocente, lo dije desde el principio. Pero también dije que respetar su presunción de inocencia no significaba ensuciar y cuestionar a la víctima desde el primer minuto. Ni preguntarse si era culpable o no en función de su posición, su dinero o su aspecto.

Y digo esto porque me he hartado de escuchar, leer, ver opiniones y afirmaciones a este respecto. "Tiene pinta de cerdo pero tanto como para hacer esto que dicen...", oí. Una afirmación así está cargada de prejuicios, por no decir de ignorancia. Ni los violadores ni agresores sexuales ni los maltratadores llevan un cartel en la cara diciendo que lo son. Y los hay de todas clases, como se demuestra en miles de estudios: los hay con rolex, los hay con antecedentes, sin ellos, los hay con yate, los hay casados, los hay que van cada día a la oficina, los hay mileuristas...Vamos, que decir de alguien que ni siquiera conoces personalmente que tiene pinta de cochino pero que no parece capaz de violar a alguien es, cuanto menos, arriesgado y prejuicioso.

Además de ser ofensivo para una supuesta víctima que también tiene todo el derecho de ser respetada y escuchada y de la que se dudó desde el primer momento. Dicen que esos días se dió por hecho que él era culpable. Yo digo que basta con rescatar algunas crónicas para sentir verguenza: el beneficio de la duda siempre lo tuvo él; la sospecha, ella. Se insitió en que la mujer era inmigrante, en que podía tener intereses y se fue aún más allá al cuestionar el por qué de su tan rápida denuncia. ¿Pero lo que intentamos transmitir a las mujeres no es justo lo contrario, que denuncien rápidamente si son agredidas o maltratadas para que todos los mecanismos disponibles se pongan en marcha? Y cuando una lo hace, ¡zas! la sombra de la duda. Llegué a leer comentarios más graves, que hablaban de que "algunas camareras" de hoteles de lujo solían tener ciertos comportamientos con los clientes para conseguir beneficios. Sin comentarios y sin links, porque me niego a dar publicidad a artículos que vulneran todo lo vulnerable.

Ahora dicen que la supuesta víctima recibió ingresos en su cuenta, que hay una sospechosa conversación grabada, entre otras cosas. Tampoco sé si es verdad, pero ¿dónde están ahora los defensores de las conspiraciones? ¿Que de repente aparezcan estas pruebas y acusaciones no les parece digno de sus paranoias?

En fin.