viernes, 11 de noviembre de 2011

la ciudad

Era un apartamento pequeño, sencillo, muy bonito, cerca del río. Tenía una moqueta roja en el salón, una pared de ladrillos oscuros, una tostadora que no funcionaba y una cama enorme, mullida y caliente. Era un cuarto sin ascensor con escaleras empinadas y verdes.

Lo primero que me sorprendió de la ciudad fue la humedad. La sensación casi pesada del aire y el calor pegajoso que me recordaba a lugares totalmente diferentes. Pero eso fue sólo el primer día, después la temperatura se volvió más fresca, el ambiente más de otoño suave.

Al llegar al aeropuerto nos subimos a un taxi amarillo. Cuarenta minutos más tarde ahí estaba, la ciudad esperada. Los edificios enormes, los puentes, las luces, los barrios pequeños y ruidosos, los silenciosos, la comida en la calle, los clubes de música por la noche, una taza de chocolate en un bar destartalado con discos de los setenta, el lago con los patos, el Hudson, la sensación de hacer lo que quieres donde quieres.

Las calles se abren inmensas, sin final. Y al atardecer, los metales, los cristales, las ventanas multiplican la luz naranja y radiante. Quiero ir a todas partes a todas horas. En el Harlem, ancianas vestidas de domingo y con panderetas caminaban muy despacio hacia las iglesias. Quiero ir a todas partes.

Todas las historias estaban allí. Pensé en Holden Cauldfield, en Sylvia Plath, en Manhattan Transfer, en los beat y en Aullido, en la aurora tiene cuatro columnas de cieno. Ahora ya lo entendía todo. Estaba en Nueva York y era feliz.

domingo, 14 de agosto de 2011

la campana


A veces, la campana de cristal es enorme, transparente, lejana. Tanto, que apenas puedo verla en el horizonte. Entonces, el aire me sobra, los pulmones se expanden, mi cabeza y mi cuerpo se mueven ligeros.

Otras, en cambio, la campana es pequeña, a veces casi minúscula. Entonces, me vuelvo una mosca que zumba y aletea como puede, que da vueltas, que de tanto pensar ya casi ni piensa. Me asfixio. Cuando eso sucede, le doy vueltas a la cabeza preguntándome por qué. ¿Por qué a veces hay tanto espacio y otras tan poco? ¿Qué es exactamente lo que hace que a ratos respire y a ratos me ahogue?

Anoche, por ejemplo, tumbada en la cama. Estaba casi dormida cuando algo dió un vuelco. Abrí los ojos, o más bien se me abrieron, el pecho me palpitaba, algo me hacía cosquillas. Era el miedo. La muerte.

domingo, 3 de julio de 2011

Sobre DSK

Dominique Strauss Kahn está en la calle. Para celebrarlo, se fue con su esposa y unos amigos a cenar a un restaurante. Dicen que la factura rondó los 600 euros.

He escuchado a mucha gente casi respirar aliviada por su liberación (aunque hay que recordar que aún no se han retirado los cargos contra él de violación y agresión sexual). También los he escuchado clamar contra la supuesta conspiración mundial que metió a este señor en la cárcel, contra las infamias que se han dicho de él en estas semanas.

Yo, mientras, alucino. No sé si es culpable o inocente, lo dije desde el principio. Pero también dije que respetar su presunción de inocencia no significaba ensuciar y cuestionar a la víctima desde el primer minuto. Ni preguntarse si era culpable o no en función de su posición, su dinero o su aspecto.

Y digo esto porque me he hartado de escuchar, leer, ver opiniones y afirmaciones a este respecto. "Tiene pinta de cerdo pero tanto como para hacer esto que dicen...", oí. Una afirmación así está cargada de prejuicios, por no decir de ignorancia. Ni los violadores ni agresores sexuales ni los maltratadores llevan un cartel en la cara diciendo que lo son. Y los hay de todas clases, como se demuestra en miles de estudios: los hay con rolex, los hay con antecedentes, sin ellos, los hay con yate, los hay casados, los hay que van cada día a la oficina, los hay mileuristas...Vamos, que decir de alguien que ni siquiera conoces personalmente que tiene pinta de cochino pero que no parece capaz de violar a alguien es, cuanto menos, arriesgado y prejuicioso.

Además de ser ofensivo para una supuesta víctima que también tiene todo el derecho de ser respetada y escuchada y de la que se dudó desde el primer momento. Dicen que esos días se dió por hecho que él era culpable. Yo digo que basta con rescatar algunas crónicas para sentir verguenza: el beneficio de la duda siempre lo tuvo él; la sospecha, ella. Se insitió en que la mujer era inmigrante, en que podía tener intereses y se fue aún más allá al cuestionar el por qué de su tan rápida denuncia. ¿Pero lo que intentamos transmitir a las mujeres no es justo lo contrario, que denuncien rápidamente si son agredidas o maltratadas para que todos los mecanismos disponibles se pongan en marcha? Y cuando una lo hace, ¡zas! la sombra de la duda. Llegué a leer comentarios más graves, que hablaban de que "algunas camareras" de hoteles de lujo solían tener ciertos comportamientos con los clientes para conseguir beneficios. Sin comentarios y sin links, porque me niego a dar publicidad a artículos que vulneran todo lo vulnerable.

Ahora dicen que la supuesta víctima recibió ingresos en su cuenta, que hay una sospechosa conversación grabada, entre otras cosas. Tampoco sé si es verdad, pero ¿dónde están ahora los defensores de las conspiraciones? ¿Que de repente aparezcan estas pruebas y acusaciones no les parece digno de sus paranoias?

En fin.

miércoles, 29 de junio de 2011

ya sé que es asqueroso

cuando estás a punto de vomitar hay pocas cosas que importen. una es dónde vas verterte. otra, quizás, es si en algún momento dejarás de hacerlo o el vómito va a ser infinito.

yo siempre me quedo mareada junto a la taza, deseando por favor que se acabe el malestar que me agarra por dentro y no me suelta.

a veces voy y vuelvo del cuarto de baño, el vómito no sale. hasta que, al fin y después de pensar en alguna cosa asquerosa, noto el líquido grumoso subiéndome por el esófago y la garganta. la boca por fin se abre.

y entonces, es divertido adivinar si lo que hay ahí abajo son los macarrones o las patatas fritas.