escuchaba tumbada y desnuda el rumor del café hirviendo a lo lejos, en la cocina, y el agua cayendo en la ducha
y salí de la cama revuelta, mientras el día gris se colaba por la persiana apenas subida, a las ocho y media de la mañana
cuántas cucharillas de azúcar tomas con el café, dónde está el metro, te gusta esto, cuándo nos vemos
la tarde y la noche se nos habían mezclado, en coche por la gran vía, a dónde vamos...
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