A las 3 (porque no me gusta decir las 15:00). Me he dado cuenta de que estaba dando vueltas por la casa sin ningún sentido. Así que he empezado a echar cosas a la sartén. Algo saldrá, he pensado.
Pero, de qué nos reíamos anoche. Creo que de otra noche. Y llamamos por teléfono a Alice Manfred a las 7 de la mañana para comprobar que no se hubiera quedado dormida agarrada a alguna farola de la plaza mayor. Luego, un vaso de chocolate, o más bien algo parecido.
Me da miedo la enormidad, donde nadie oye mi voz. Y yo mientras mirándome al espejo desnuda, buscando.
1 comentario:
Me encanta ese aire metafísico de que rezuma este blog. Desde luego es muy personal, vamos que se nota la mano de su muñidor/a... Por lo demás,temer a la enormidad es de lo más humano.
Publicar un comentario