sábado, 22 de septiembre de 2007

el último día del verano

Es el último día del verano. Por eso, voy a subirme a la azotea del edificio más alto a tirar mis vestidos por la borda del viento. Porque así es el final del verano de E. Greenwood en la ciudad. Lo que venga después qué importa. O sí importa, pero hoy voy a hacer como si nada. Hoy voy a emborracharme y a llorar por los vodkas de este verano, por los coches de los que me he bajado, por los renglones escritos, por la ciudad medio vacía cuando los domingos me iba a tomar el sol a cualquier parte, por los besos medio vacíos de la ciudad medio vacía del verano, por las veces que no te he visto o por la intuición que tuve al verte...

Es el último día del verano, por eso, voy a subirme a la azotea a lanzar mis vestidos hechos jirones. Lo que venga después o lo que vino antes...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí, se acabó el verano... Una lástima pero bueno, también el otoño tiene cosas para sacarle partido. Nuevos proyectos, nuevos colores, olores (bueno, casi casi) y, es posible, gente nueva. En fin, saludos de un anónimo (¡que gran nombre!)