martes, 9 de diciembre de 2008

Doce


El último de los doce deja frío. No me canso de mirar la ciudad, con el cielo gris, los árboles amarillos y las aceras llenas de hojas que me gusta pisotear para que crujan. Tres días seguidos de lluvia reblandecen los colchones y las cajas de cartón de la mudanza.


Nunca sabré qué sabes tú
de mi
ni en qué verdad hemos
estado juntos
ni si en ella estaremos para
siempre

Diciembre, diciembre, diciembre, tenía ganas de que llegaras. Once meses con los trastos a cuestas. Sí, he estado atenta. Sí, he dormido al descubierto en verano. Sí, he pisado los caminos. No he perdido de vista el calendario.

He oído tu nombre
pronunciado
en la lengua del mar. Y dice
que te vas

Qué bueno ha sido ver el mar y naufragar. Moverme con la marea hasta llegar diciembre. Romper ahora las cajas de la mudanza y sacar las plantas al balcón para que la lluvia las riegue. Dejar que pasaran los once anteriores, escuchar los sonidos y tirarme en picado hacia abajo, hasta diciembre. Y mientras, con los trastos a cuestas, el equipaje, mi equipaje.

2 comentarios:

Miguel A. Ortega Lucas dijo...

Me parece que coincidimos en el tema, de distinta manera. Que no es lo mismo pero es igual

Y los versos, de quién son? :P

Anne Greenwood dijo...

Es que te suenan los versos? :) Y sí, eso creo, que coincidimos en el fondo pero no en la forma...