pensando, en la ventana, con un bote de pastillas en el bolso y una cama desecha pero caliente al otro lado de la pared empecé a pensar que al fin y al cabo todo es cuestión de química y palabras
son como miles de cintas de colores que juegan a enredarse y desenredarse, a volar y caer, a hacer hélices y hexágonos mientras afuera giramos como peonzas
la química me hierve: cada minuto se balancea buscando el equilibrio sobre su cuerda. las palabras me voltean: giran letras y momentos mientras el tiempo entra en la caja resonante
y afuera somos peonzas que giran sobre química y palabras