miércoles, 12 de agosto de 2009

a trotar

me voy con mi maleta roja. a viajar y a escribir.

ale, y que me busquen.

martes, 21 de julio de 2009

minino

he salido de casa con el pelo mojado. dentro dentro, fuera fuera. ahora tengo un gato. se llama Thai. tiene los ojos más verdes que he visto. que te pillo, que te pillo. cuando vuelvo a casa y apenas he metido la llave para abrir la puerta, le escucho al otro lado, maullando bajito. ven ven, quiero quiero. y cuando entro se me enrosca entre las piernas y su hocico blanco y húmedo me besa los tobillos. minino, minino. me agacho y le cojo, le abrazo. suave suave.

he dejado que el pelo se seque por las calles, al sol de verano. dentro dentro, fuera fuera. Thai me mira mientras me cae el agua por el cuerpo, sentadito, fijamente. llévame llévame. no le gusta dormir solo. mira por el balcón mientras veo la tele. come atún en escabeche. miau miau. se preocupa por mí cuando se entretiene por el tejado. arañamos juntos las puertas que hacen falta. olisqueamos los rincones.

minino, minino, no te preocupes por nada, minino

viernes, 10 de julio de 2009

sí, soy yo

sé que vas a pasarte por aquí. vendrás con tus vaqueros y con el olor de tu casa en la camisa. me encanta el olor de tu casa. abrir la puerta y apretar el interruptor de la derecha.

creo que cuando acaricio tu nariz con la mía hay algo que explota. y veo volar por los aires camisetas, pantalones, cojines y muchas hojas de periódico.

y nada más. para qué.

lunes, 11 de mayo de 2009

la de la celda 23



brillaré como una estrella...

lunes, 2 de marzo de 2009

química

pensando, en la ventana, con un bote de pastillas en el bolso y una cama desecha pero caliente al otro lado de la pared empecé a pensar que al fin y al cabo todo es cuestión de química y palabras

son como miles de cintas de colores que juegan a enredarse y desenredarse, a volar y caer, a hacer hélices y hexágonos mientras afuera giramos como peonzas

la química me hierve: cada minuto se balancea buscando el equilibrio sobre su cuerda. las palabras me voltean: giran letras y momentos mientras el tiempo entra en la caja resonante


y afuera somos peonzas que giran sobre química y palabras

viernes, 9 de enero de 2009

nueva

¿Te acuerdas de que te hablé del verbo transformar? Fue porque comprendí lo que el año pasado me estaba queriendo decir. Conseguí descifrar los mensajes. Estaban en clave. Escondidos. Mordiéndome.

Mira que a mí me gustan los mordiscos, pero claro, no todos son iguales. Y hay veces que la carne se hunde bajo los dientes y ya no hay quien se quite el cardenal.

Así que elegí el verbo, mi verbo. Había una lista muy larga, dudé, me puse la yema del dedo índice sobre la boca, señalé y me lo llevé a casa: transformar. ¿Para regalo? No, gracias, me lo llevo puesto.

Eso sí, antes de pagar, transformar me advirtió de unas cuantas cosas: puede que no sea lo que tú piensas, a veces me pongo pesado, tendrás que pasar algunas noches sin dormir, tendrás que llevarme siempre contigo…Pero mi verbo y yo estábamos hechos el uno para el otro. Déjate de tonterías y vente conmigo. Y transformar me siguió o yo a él o no sé.

Después de mucho tiempo juntos, mi verbo me recordó que su fecha de caducidad estaba cerca. A partir de ese día, sólo podríamos hablar de vez en cuando. Ya nos volveremos a ver, me dijo, además ya sabes que tengo mucho trabajo.

Transformar me dio un abrazo enorme el día que se fue, hace muy poco. No me dio pena, los dos teníamos que irnos, el trabajo estaba hecho, la transformación, completa. Tampoco fue exactamente como esperaba: no fue de repente, no se anunció con grandes avisos, no me levanté un día y sentí diferente. Pero ocurrió.

Y ahora elijo nuevos verbos. Aquí estoy, nueva con el año.